¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad ocular caracterizada frecuentemente por hipertensión ocular y afectación del nervio óptico. Es una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 40 años.
El interior de la cámara anterior del globo ocular está lleno de un líquido, que está constantemente renovándose. Cuando aumenta el líquido que entra o se dificulta su drenado o salida aumenta la presión dentro del globo ocular. Este aumento de la presión intraocular puede dañar el nervio óptico y producir pérdida de visión y ceguera. El glaucoma puede afectar a un ojo o a ambos, es más frecuente en personas con antecedentes familiares, y aumenta el riesgo con la edad.
La forma clínica más frecuente es el denominado glaucoma de ángulo abierto o glaucoma crónico simple, caracterizado por la dificultad de drenaje del líquidos del ojo.
¿Cómo se produce?
El glaucoma se produce como consecuencia del aumento de la presión intraocular, pero no siempre una tensión ocular alta lleva asociado el daño del nervio óptico y por ello es fundamental hacer el seguimiento y control de la tensión ocular, del campo visual y del estado del fondo de ojo.
El glaucoma puede aparecer sin causa aparente, en otros casos es una secuela tras un accidente ocular, una intervención en el ojo, una operación de cataratas, infecciones (uveitis) o un efecto secundario de tratamientos con colirios (colirios con corticoides o con vasoconstrictores por ejemplo). Por ello es una recomendación fundamental en el cuidado de los ojos no utilizar colirios sin indicación médica y sin el control oftalmológico adecuado.
No se conoce bien porqué se produce, los factores de riesgo mas importantes para el desarrollo de glaucoma son hipertensión ocular, la miopía elevada, la edad, ser de origen africano, el sexo masculino y los antecedentes familiares de glaucoma.
¿Qué síntomas acompañan al glaucoma?
El comienzo del glaucoma puede pasar desapercibido, sin presentar síntomas ni molestias. Al seguir avanzando el síntoma principal, la pérdida de visión lateral, por lo que se ve como a través de un tubo. Si sigue afectándose el nervio óptico puede disminuir la visión central y llegar a la ceguera.
En algunos pacientes se produce dolor ocular y enrojecimiento.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en la identificación de los dos síntomas básicos: la presión intraocular alta mediante la medición de la tensión ocular con el tonómetro, y la pérdida de campo visual. Mediante la anamnesis y los antecedentes personales y familiares se puede completar el diagnóstico del tipo de glaucoma y del pronóstico.
Se recomienda realizar un examen visual completo por un oftalmólogo o profesional capacitado, con periodicidad anual en diabéticos y en personas con presión intraocular elevada o con antecedentes familiares de glaucoma.
¿Cómo se trata?
El tratamiento depende del tipo de glaucoma y de la causa del mismo. No en todos los casos existe tratamiento curativo, pero un seguimiento y control adecuados, con cumplimiento estricto del tratamiento médico con colirios puede estabilizarlo. El tratamiento médico puede complementarse con intervenciones con láser o cirugía para frenar las lesiones en el nervio óptico y en la retina.