El tratamiento del glaucoma con gotas que bajan la presión del ojo es muy frecuente en nuestro medio. Sin embargo, muchos de estos colirios producen efectos secundarios que pueden empeorar la calidad de vida de los pacientes. Para ello cada vez son más las medicaciones sin conservantes disponibles en el mercado. Pero no siempre son los conservantes, sino que puede ser el propio principio activo el que altere la superficie ocular.
Eso, unido al hecho de que la medicación es para siempre, hace que muchos pacientes opten por la cirugía o el láser para bajar la presión ocular y evitar dichos efectos secundarios.
La cirugía MIGS o cirugía microincisional del glaucoma permite bajar la presión del ojo mediante implantes minúsculos que favorecen el drenaje del humor acuso (el líquido que se genera en el ojo). Se trata de una cirugía por mínima incisión, de corta duración, muy respetuosa con la anatomía del ojo y por tanto, con un índice muy bajo de complicaciones. La recuperación es inmediata y el paciente no precisa estar de baja.
Otra opción, aún más sencilla, es la trabeculoplastia asistida con láser (SLT), y que es efectiva en aproximadamente un 75% de nuestros pacientes.